Entre los elementos más imprescindibles que se usan en la construcción debemos destacar la presencia e importancia del hormigón, un material elaborado a través de la mezcla de cal o cemento con grava, agua y arena. Al unir estas partes y dejarlas secar, se fragua, endureciéndose y consiguiendo una gran resistencia. Hablando en un lenguaje mucho más técnico: la creación del concreto implica la fusión de un aglomerante, agregados y agua, así como también puede contar con otros aditivos que cambien las características propias del producto.

Dependiendo de sus componentes, el hormigón adquiere diferentes propiedades, adaptándose a diferentes usos. Así podemos encontrar el hormigón ligero, el hormigón normal y el hormigón pesado; cada tipo de mezcla tiene su uso, por lo que no todos reaccionan igual ante diferentes clases de esfuerzos de compresión. Por ello, el hormigón armado se utiliza en estructuras de acero y el hormigón asfáltico en carreteras.

El hormigón es un material utilizado desde la antigüedad, perfeccionándose durante siglos hasta nuestra actualidad, donde podemos conseguir un elemento muy útil para todo tipo de construcciones. Además, actualmente se suele incluir también materiales reciclados, por lo que se consigue cuidar el medio ambiente.

Aunque sea un material muy resistente, el hormigón necesita de cuidados específicos para mantener sus propiedades en perfecto estado, cumpliendo con la finalidad de su uso. Los condicionantes meteorológicos a los que este elemento está expuesto son numerosos, por lo que hay que tener especiales cuidados adaptados a ellos…

Uno de los puntos claves del cuidado del hormigón es su curado, un proceso por el que se mantiene la humedad de la mezcla para evitar que el agua se evapore para completar el proceso de endurecimiento. La exposición al frío es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el hormigón: en estados de menos de cinco grados ya se detectan dificultades en el fraguado de la mezcla, lo que puede repercutir en la durabilidad y resistencia del hormigón. Para la lucha contra el frío, lo principal es utilizar menor cantidad de agua para el proceso de curado o usar aceleradores y aditivos que ayuden a mejorar el proceso. Por otro lado, cuando hay altas temperaturas el uso de aditivos polifuncionales será imprescindible, así como el añadir agua a la mezcla que ayude a conservar sus propiedades y mantenga la humedad.

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